El 23 de Junio Pablo y Macarena se casaron en la Iglesia de San Ignacio, hermoso inicio a una vida compartida que puso término a largos años de pololeo. Valiente decisión la de hacerlo ante Dios como testigo del amor que se tienen. Todo bien, acompañados de sus amigos y de los nuestros, con un cura que los conoce a ambos y que habló de ellos y para ellos y que tambien se reencontró incluso con amigos del barrio de su juventud, estamos contentos y satisfechos.
Inicio de un camino conjunto que tendrá sus primeros desafíos cuando deban enfrentar los rigores de vivir en tierras extranjeras.
Pocos días antes y en plena preparación de tan lindo y significativo momento, mi hermana la Coca, me viene a ver y me cuenta que le han descubierto un cáncer muy avanzado el cual pocos días después confirman los médicos su gravedad.
Difícil explicar el mar de contradicciones, Pablo y la Macarena se merecen que les entreguemos afecto y alegría, la Coca todo el apoyo y el cariño que cuando uno mira para atrás siente que ha sido esquivo y egoísta.
Cuando el cura nos hace extender nuestras manos para bendecir a los novios, se me hace la luz y confirmo que DIOS está ahí, están los novios y la Coca, para ambos pido lo mismo: acompañalos siempre y que se haga TU voluntad, dame la capacidad de estar junto a cada uno y entregarles lo que ellos necesiten.
Pablo y la Macarena aprenderán juntos, gozarán juntos y se levantarán muchas veces apoyados el uno del otro, nos darán nietos que ojalá podamos disfrutar.
La Coca como nunca, luchará hasta que el Señor la mire a los ojos y sonriéndole pronuncie su nombre.
Haber tenido este matrimonio ha sido una gran bendición, difícil olvidar aquel 23 de Junio.
Inicio de un camino conjunto que tendrá sus primeros desafíos cuando deban enfrentar los rigores de vivir en tierras extranjeras.
Pocos días antes y en plena preparación de tan lindo y significativo momento, mi hermana la Coca, me viene a ver y me cuenta que le han descubierto un cáncer muy avanzado el cual pocos días después confirman los médicos su gravedad.
Difícil explicar el mar de contradicciones, Pablo y la Macarena se merecen que les entreguemos afecto y alegría, la Coca todo el apoyo y el cariño que cuando uno mira para atrás siente que ha sido esquivo y egoísta.
Cuando el cura nos hace extender nuestras manos para bendecir a los novios, se me hace la luz y confirmo que DIOS está ahí, están los novios y la Coca, para ambos pido lo mismo: acompañalos siempre y que se haga TU voluntad, dame la capacidad de estar junto a cada uno y entregarles lo que ellos necesiten.
Pablo y la Macarena aprenderán juntos, gozarán juntos y se levantarán muchas veces apoyados el uno del otro, nos darán nietos que ojalá podamos disfrutar.
La Coca como nunca, luchará hasta que el Señor la mire a los ojos y sonriéndole pronuncie su nombre.
Haber tenido este matrimonio ha sido una gran bendición, difícil olvidar aquel 23 de Junio.