Monday, February 14, 2011

Sí, se puede!

El levantamiento del pueblo egipcio para condenar y terminar con la dictadura de Mubarak que ya llevaba 30 años en el poder y que dio un exitoso primer paso con la huida del dictador y el llamado a elecciones democráticas en el plazo más breve, me trajo el recuerdo de nuestro Chile de los ochenta y de un personaje en particular, articulador verdadero de"nuestra" vuelta a "nuestra" nueva democracia: Edgardo Boeninger.
¿ Qué habría sido de Chile sin Boeninger? algunos dirán que no vale la pena hacer el ejercicio, y quizás tienen razón, con ese realismo mágico que no lo usan cuando son sus intereses económicos los tocados, dirán lo que fue ya fue, nada es más cierto que eso: lo que fue ya fue, pero por si la historia se repitiera a lo mejor valdría la pena pensar en lo que fue y lo que pudo ser.
Más aun cuando hemos pasado veinte años, gimoteando por la imperfecta democracia construida, por la ausencia de poder civil, arrasado por la dictadura y repasado por los primeros años de democracia -eso que algunos llaman transición-, y por otras faltantes conocidas.
Egipto está a mitad de camino, ha caído el dictador y ahora debe construir un nuevo sistema, como pudo estar Chile en los ochenta e incluso ínmediatamente después del plebiscito del 88.
Si Egipto tiene un articulador como el nuestro, entonces deben aprontarse para que los poderes fácticos no desaparezcan, la derecha representante del "orden", tenga una representación sobredimensionada y el cuco de Mubarak sirva para aquietar cualquier pedida popular. La incorporación a la comunidad económica internacional, FMI y esas cosas será saludada con honores y se le pedirá a Egipto que intente desarrollarse exactamente de la manera que no lo hicieron quienes hoy son desarrollados, con cuidado del medioambiente, benevolencia a la inversión extranjera y desprecio por su cultura propia, a celebrar como si fueran propios halloween y San Valentín.
Si Egipto logra encontrar los mecanismos para contruir una patria para todos entonces requerirá de una una enorme fortaleza de sus dirigentes sociales y políticos progresistas para
eliminar todo tipo de concentración de poder, adaptar todo lo bueno que ya existe a su propia idiosincracia y cultura milenaria: una vida nueva con justicia y libertad, con igualdad de oportunidades de derechos y deberes para todos. Acercarse a la utopía tanto más posible cuando se está en la situación actual de los egipcios y como pudo ser en el Chile de los noventa.
El tiempo nos irá diciendo hacia donde se cargan los dados.