La inmortalidad en un café

Marcelo Ramirez me llevó al fin el libro que me había prometido: lo compró en un vieja librería de Buenos Aires acordándose de este blog y el café que frencuentamos, y fue extraordinariamente asertivo"El Café de los Inmortales" que así se llama el libro, describe exactamente ese espacio anhelado que nos da la posibilidad de sin tiempo, conversar nuestras inquietudes, proyectos, sueños y tambien derrotas y preocupaciones. Nadie nos desocupa la mesa para indicarnos que o consumimos más o nos vamos, nadie debe reclamar porque ese tema no se habla o ese recuerdo no se toca, libres, por un rato pero libres. Gran aporte de Marcelo.

En los cafés hoy se dialoga e interactúa más que en cualquier otro espacio democrático, si hasta los dirigentes políticos cuando quieren conversar sueltos van a un café y no al partido. El Café de los Inmortales bonaerense de mediados del siglo anterior, está hoy convertido en un gran restaurant, menos mal que alguien puso en el papel la historia de ese lugar, su necesidad lejos de acabarse está hoy más vigente que antes.

Es curioso lo que pasa en un café, uno llega sólo sin haberse puesto de acuerdo necesariamenete con alguien, sabe que normalmente habrá ya otro que ha llegado antes con las mismas intenciones o habrá uno que llegue luego con un montón de temas bajo el brazo. Cuando se empieza a ser más asiduo se comienza tambien a saludar a personas que no se conocen pasando a compartir muchas veces opiniones y visiones.

El día del regalo de Marcelo estaban en el café Navarro y Marcos Ominami, en otras ocasiones han estado otros además de nosotros. Es común que personas con cierto poder aparezcan para conversar lo que un sicólogo llamaría "temas calientes", por lo menos algunos ciudadanos por esta vía se dan cuenta que se están conversando ciertas cosas aunque no participen en ella.

"Arreglar el Mundo" vieja ocupación, nada de inútil porque hace funcionar las neuronas, exalta la imaginación, enciende pasiones y si está bien concebida ayuda a mejorar la amistad, o sea, socializa. Como no sería bien visto tomar Ritalín a los 50 años, el café cumple una función parecida.

De ahí que sea inmortal ni el mundo estará nunca arreglado, ni nosotros dejaremos de buscar de hacer funcionar la cabeza. Sólo un argentino podría decirlo así de verdad hay cafés que son inmortales.

Muy lejos

De pronto y en diferentes ámbitos se me empezó a hacer visible la enorme distancia que todavía debemos recorrer para parecer un país desarollado. Y no se trata de medir en metros la diferencia de ingresos existente, es algo más profundo, se trata de nuestra forma de ser, de enfrentar las dificultades, de responder a los desafíos, de andar por el mundo. Podría decir que somos muy subdesarrollados todavía y que las diferencias con el barrio nos pueden llevar a cometer enormes errores en la comparación.
De mi pasada por Inglaterra reciente rescato dos experiencias: la primera: nos bajamos de un tren y se nos queda una billetera con 200 libras y algunos dolares, tambien plata chilena pero menor. El tren debe detenerse al menos en cuatro estaciones antes de llegar al terminal, mi nuera se comunica con las oficinas del ferrocarril da cuenta del hecho y le responden que sólo al finalizar el recorrido y cuando el tren se someta a limpieza podrían saber si encuentran la billetera, mi nuera da su número de celular para que la llamen si tienen novedades. Una hora y media despues recibe un llamado en que le comunican que han encontrado la billetera y puede ir a retirarla al día siguiente: billetera, billetes todos y un carnet, todo está ahí: el que la encontró se podía haber quedado con 250 luquitas.
Segundo, pregunta: ¿como darse cuenta que uno está camino a Chile? en Barajas LAN tiene una gate fija de ingreso, nos sentamos a esperar, mi hija se levanta de su asiento y se da cuenta que un asqueroso chicle se le ha pegado al pantalón. Obvio que esa puerta no solo la usa LAN pero cuantos chicles estan pegados en los asientos en nuestro país como para no poder evitar pensar que fue un sshileno?
Entonces, hay algo en la sociedad que impide seguir avanzando con la velocidad requerida, que muchas veces me da la sensación que no sólo no se avanza, se retrocede, que nuestras capas dirigentes están tan maleadas como cada uno de nosotros. La encuesta del Domingo del mercurio iba en la misma dirección pero no ví hoy reacciones de quienes tienen la sartén por el mango. A lo mejor fue mejor porque solo habríamos tenido explicaciones.