Francamente decepcionante.
Me refiero a la entrevista a Cristián Larroulet publicada hace unos días por El Mercurio, que con una bajada de título esperanzadora:"Hay áreas donde se requiere más Estado y otras menos Estado", me hizo picar y leer la entrevista.
Entonces apareció en toda su dimensión el economista liberal, producido en Chicago con la misma novedad de los textos en que estudiabamos por allá por mediados de los 70 del siglo pasado.
Qué nos decían esos textos neoclásicos: que hay bienes públicos, como la seguridad externa e interna, los parques y plazas cuya gestión corresponde al Estado, todo lo demás es privatizable pero las FFAA y la Policía o sea los responsables de la seguridad nacional deben permanecer como parte del Estado.
Y Larroulet, para mi profunda decepción propone que el más Estado se concreta a través de más carabineros, propone 10.000 más y seguramente cuando la seguridad ciudadana sea peor que ahora entonces propondrá otros miles más y de ahí al Estado policial.... pero eso ya es campaña del terror. Y ahí se acaba el más Estado.
Ni una palabra para la mejorar la regulación de servicios públicos y empresas de mayor tamaño, con tarifas abusivas, utilidades escandalosas, o para mejorar el mercado de las tarjetas de crédito y los intereses que se cobran por el crédito en esas líneas o introducir competencia donde existe monopolio como en los vuelos nacionales.
Tampoco se requiere más Estado según Larroulet en la Educación, dode sigue aumentando la brecha entre niños pobres y niños ricos. Tampoco la Salud requiere más Estado.
Y para qué detenerse en nuestra pobre conciencia de cuidado del medio ambiente y cómo la gran empresa entiende la explotación de los recursos naturales, minas, bosques, recursos pesqueros, etc.
El más Estado de Piñera limita al norte con más carabineros y al sur con la mantención del 10% de los ingresos del cobre para las FFAA, ley que está detenida seguramente porque la derecha no da acuerdo en una comisión de defensa del Congreso.
Mientras el candidato pide una oportunidad para el cambio y lo peor de todo es que las personas comunes tienden a creer que serán favorecidos.
Mi molestia necesariamente alcanza los cerebros concertacionistas que no reaccionan con la claridad y la pasión necesarias, porque para convencer no basta con el argumento sólido se requiere poner una pasión que encienda los corazones, no le puedo pedir eso a los Expansiva más preocupados de llegar a acuerdosa con el CEP que de fortalecer la Concertación, pero sí creo que a otros concertacionistas de corazón se lo puedo exigir.
Que tengan un gran 2010, de nosotros depende.
