Tuesday, June 16, 2009

La Línea del Horizonte

Voy en mi Ferrari amarillo por un camino pavimentado pero con árboles y vegetación por ambos lados, debo ir a buena velocidad pero no se nota en curvas ni desniveles del terreno el amarillo se comporta como uno espera de él. Me acompaña una mujer que puede ser la Macarena, llegamos a la casa de mi abuela en pleno Ñuñoa y me veo en su dormitorio con el Ferrari amarillo en la cama de ella, lo estoy estirando parece de esos impermeables plásticos bien gruesos, lo doblo y lo guardo casi planchado.
Estoy ahora en una playa de Viña, el Ferrari lo tiene mi cuñado Maurice de pronto hace una maniobra y el auto se eleva sobre el mar y desaparece detrás de una colina verde. Inicio la búsqueda y llego a una rotisería antigua de esas bien surtidas con jamones, chuletas y carnes, chorizos, quesos y salames. Pido permiso para entrar a la bodega y se me aparece una galería de madera con un techo triangular al fondo dos puertas que se abren y el reflejo brillante del sol en un campo de frutales perfectamente armónico tanto en sus figuras como en sus colores, ingreso al campo y ahí pegado a un árbol semi dado vuelta está mi Ferrari amarillo, Maurice lo toma como se toman los paquetes grandes y se lo lleva.
Yo subo por una escalera de caracol y me encuentro con unas personas extremadamente afectuosas, vestidas como campesinos camisa de franela a cuadros rojos con negros, pantalón negro, chaleco suelto una talla más grande de lo necesario, beige. De estatura media, cara cuadrada y surcos en sus mejillas ojos negros, le pregunto por el campo y me dice que es una empresa de autogestión, que ellos lo administran, que les ha ido muy bien y estan muy contentos, hacia abajo se ve la rotisería llena de gente y más alla la playa de donde voló mi Ferrari amarillo.
Les digo que es una tremenda gracia lo que han hecho, que le voy a rezar a Frei y Tomic para que los protejan, ellos me cuentan que quieren comprarse los terrenos del fondo se ven unos campos no trabajados y unos cerros al fondo, me entusiasmo y les propongo que ellos negocien yo lo compro y se los paso para que lo hagan producir, les gusta la idea acordamos eso y bajo por la escalera de caracol repitiéndoles mi promesa sobre Frei y Tomic.
Todo esto es muy setentero, a los veinte quien no soñó con un Ferrari amarillo y si era DC con una empresa de autogestión exitosa.
Lo material y la utopía, acaso no es eso la línea del horizonte? donde se encuentran la tierra y el cielo, me tiendo sobre esa delgada linea azul donde más allá se encuentra la verdad.

FIN