Wednesday, September 07, 2011

El Presidente que no tuvimos

Ha muerto Gabriel Valdés, una enorme figura de la política chilena, le correspondió encabezar el proceso de oposición a la dictadura y como tantos otros que ocuparon ese mismo lugar en la América Latina de los ochenta no llegó a ser Presidente de la República.

A Don Gabriel, le correspondió la no menor tarea de reconstruir el Partido Demócrata Cristiano y ponerlo a la cabeza de las fuerzas políticas que lucharon por el restablecimiento de la democracia. Articular un frente con las otras fuerzas progresistas que querían el retorno a la democracia por medios pacíficos conseguido con la formación de Alianza Democrática y que luego daría origen a la coalición más exitosa y duradera de la política chilena. la Concertación de Partidos por la Democracia, era en esos años un anhelo que se veía lejano y difícil, la voluntad de él y de otros lograron conseguirla.

Al frente del bloque contra la dictadura, encauzó eficazmente la movilización social dándole a ese movimiento el contenido popular y pacífico que los chilenos necesitaban para entregar su apoyo gigante con el triunfo del NO en 1988. Por una vez no fue ni la oligarquía ni la revolución de salón la que condujo a Chile devuelta a la democracia. Ahí entregó el bastón y nunca he estado convencido que lo que vino a continuación haya sido del gusto de Don Gabriel.

Esta es la etapa que quienes vimos tronchar nuestras expectativas juveniles en 1973, recordamos con cariño y admiración su apoyo a los jovenes y a los trabajadores, su intelecto superior y su conocimiento envidiable de la política internacional.

Hemos leído que fue fundador de la DC, Ministro de Relaciones Exteriores de Frei Montalva y segundo hombre de las Naciones Unidas, amante de las artes y la música y como buen demócrata cristiano denostado por algunos por aristócrata -el Conde- le decían y por otros por izquierdista y revolucionario: ¡Que es esto de andar empoderando al pueblo!.

A mi me inspiraba respeto y seguridad, me sentía cómodo con su discurso y sin contradicciones entre lo que decía y lo hacía. Los jovenes de hoy, que han vuelto a sacar los sueños a la calle, se habrían sentido representados y bien conducidos con este señor de la política que fue Don Gabriel Valdés.

Si para germinar hay que morir primero, no pudo caer su semilla en terreno mejor abonado que el Chile de hoy.