Wednesday, May 02, 2007

El rey está desnudo

Necesito escribir, me resulta un ejercicio casi de exigencias físicas traspasar al blog las ideas que pasan por la cabeza o las percepciones que se acumulan a diario. Sin embargo me asiste un bloqueo que tiene que ver con la realidad presente. Ser actor aunque sea pasivo de períodos de decadencia no es algo agradable. Pasar de la rabia a la pena y sentir que se termina en la indiferencia no es lo que acostumbré a hacer en los últimos treinta años.
La familia, los amigos, algún pasatiempo y el trabajo siempre me ocuparon pero también siempre hubo tiempo para más, el metro cuadrado es importante pero no alcanza para llenarme la vida, hoy me pasa que más allá de esos espacios íntimos encuentro la nadería misma. Incluso hay que retenerse para no ser visto como un enajenado y no se trata de no estar en alguna función pública, debo decirles que en los últimos 17 años y seguramente hasta completar 20 sólo en ocho ocupé algún espacio.He estado más afuera que adentro. En todos esos años hubo cosas de mi gusto y otras, pero siempre existió la percepción de que se avanzaba en la dirección escogida. Hoy ya no.
Se puede asistir impávido al dominio de la vulgaridad y la torpeza de lo insustancial? será cuestión de eliminar los medios de comunicación, otra generalidad para denominar algo que no existe en Chile? Será el término de una etapa y si es así alguien podría conceptualizar lo que está naciendo? Nada. Como decía aquel locutor deportivo: "un pozo de sombra".
Para los que estén pensando en la depre, quiero decirles que creo que en este tiempo yo he crecido o al menos me ido poniendo al día, no hay tal. he agregado a mis refugios los libros, el cine y otras yerbas. Se me viene a la cabeza que me siento como un UDI, con la diferencia que ni la plata ni la gula -si las tuviera- me harían llenar el espacio fuera del metro cuadrado.
Estaremos ante el descubrimiento que construir una sociedad que incluye a nadie, es la sociedad de todos. Algo así como la mano invisible en versión sociocultural?
O será la señal para prepararse para la travesía por el desierto?
O como el Buda nuestra nueva fuente de placer estará reducida a la observación infinita de una gota de agua?
Lo cierto es que si quienes poseen los dotes y los instrumentos para señalar la ruta andan al fin mostrando el mismo camino, debemos hacernos de la humildad necesaria para encontrar lo bueno, aunque a veces la humildad sea más posible que la paciencia.
Siempre es posible rectificar el presente para comenzar a dibujar un nuevo futuro sin pasar por los errores del pasado, como en la fábula quien se atreve a decir que el rey está desnudo? o todos lo ven vestido?

3 comments:

Anonymous said...

Vaya reflexión de Toño…¿Quién quisiera decir lo mismo de esa manera tan sentida? con ello seguro que has interpretado profundamente a muchos. Martin Luther King tiene una frase muy hermosa que dice "Tendremos que arrepentirnos en esta generación no tanto de las acciones de la gente perversa sino de los pasmosos silencios de la gente buena". Necesitamos que no calles!!

Me pregunto ¿es la fuerza de la acción colectiva lo que nos falta? ¿Intervenir, participar en los procesos sociales que nos afectan?, ¿ser actores de los cambios?, ¿desde donde? ¿son parte de la respuesta los colectivos ciudadanos?

En los tiempos actuales, nos hemos llenado de contradicciones siento yo, buscamos desesperadamente achicar nuestro mundo y meternos en nuestras casas como un refugio por una parte, y tenemos el mundo abierto a través de las comunicaciones por la otra, que queremos conocer y entender. Criticamos el ejercicio de una cultura autoritaria y paternalista por un lado, y somos escasos en prácticas que promueven una cultura abierta a la participación y a las relaciones horizontales para construir una sociedad democrática de verdad, somos conscientes en nuestra sociedad de las inequidades del poder y ni nos movemos por un sistema más representativo, somos conscientes de la concentración de la riqueza y no demandamos leyes contra eso, estamos claros que unos pocos son los dueños de la riqueza de nuestro país y miramos como se hacen más ricos sin sacar nuestras banderas a la calle, creemos ser más ciudadanos con derechos porque tenemos el SERNAC , creemos que nuestros representantes en el Congreso nos van a interpretar, sabemos que no lo hacen y seguimos votando por los mismos …..hay más….creo que son nuestras contradicciones vitales….

Es mi aporte a tus reflexiones…..

saludos,
Erika

Anonymous said...

Antonio:
Vivir en el Chile de hoy es ya un desafío cotidiano a la mantención de la cordura. Sentirte como si fueras de la UDI no puede ser sino una maldición divina, un castigo para una falta que estoy seguro no has cometido, nada que merezca tamaña conflagración moral. Comparto, en líneas generales, los principios de ese movimiento llamado "Otro mundo es posible", claro que sin las connotaciones bobaliconas del llamado a resistir la globalización, que es ya un hecho aplastante. En nuestra mirada local, universalismos aparte, lo que se ha impuesto es la moda de la mirada oblicua sobre hechos desperfilados. Es muchísimo más importante para los medios de comunicación y para los políticos que observan catatónicos la realidad cotidiana el desgarro cotidiano de personajes de ficción (habitantes de los programas de televisión y de las páginas de la prensa escrita), seres mínimos que nada aportan con su puerilidad pero que contribuyen a ocultar los hechos más lamentables (una nota marginal en La Nación Domingo da cuenta de que el 70% de los trabajadores chilenos se resisten a defender el cumplimiento de sus derechos laborales por temor a perder el trabajo) y el triunfo inobjetable de la violencia. Porque es una realidad: la violencia gana terreno. La sociedad de lo banal, del espectáculo incesante, del asesinato directo en guerras "·preventivas" y torturas que no previenen nada, de la grosería como tertulia radiofónica y televisiva, de la verdad única en el columnismo, de la violencia en el hogar o en el trabajo, del insulto como idioma político, de la ordinariez aderezada con salsa rosa y tomate podrido, del expolio de materias primas, esa sociedad, digo, está restaurando la cultura romana de masas en su peor tesitura: la de la arena del circo como metáfora de la crueldad sin fronteras. El nuestra sociedad contemporánea, donde todo va requetebien, se instala la ferocidad como un tempo más de la televisión, la política, los negocios y las relaciones cotidianas. Como algo propio de la vida. Un error y un horror que pueden ensangrentar esta especie de cultura que no arranca de lo humano, sino del "quiero dinero para comprar y humillar a los que no lo tienen". Algunos periodistas discurren sobre esa furia difusa. Y la dramatizan. Alegan que son profesionales y encima no se ruborizan. Lo explican todo como si estuvieran contando eventos de otros juegos. De los de manos propios de villanos. Nada que ver con la realidad real, separada por un abismo de la interpretación que hacen de lo cotidiano los ideólogos del todo-va-bien y del así-es-la-vida que nos arrastra,acríticose insomnes, a las riesgosas profundidades anímicas. Los medios han abandonado la ética de lo civil, así como la responsabilidad social, para sumarse al salvaje mercado del todo vale sin importar el precio. Con la complicidad del silencio -de nuestro silencio, claro está- y el encogimiento de hombros de los que hemos elegido para que nos representen (sin que jamás nos hayan representado del todo), espectacularizan la crueldad y lo hacen encantados porque, la verdad sea dicha, eso vende. Como en las arenas operáticas, junto al tenor de las grandes cadenas mediáticas, otros dos tenores solfean sin piedad: los gobiernos, con sus parlamentos sospechosamente parecidos al circo romano, y los partidos, extrañamente identificados hasta tal punto que ya no se sabe a ciencia cierta quien es quien. El insulto es moneda común para descalificar al adversario. Guy Debord, pienso, se quedó corto en su análisis sobre la sociedad del espectáculo. Igual cosa le sucedió a Jean Baudrillard. Hoy ya estamos viviendo en el Hollywood del aprovechamiento: cuando una supuesta autoridad local culpa al gobierno por las consecuencias dramáticas de un fenómeno de la naturaleza -terremoto en Aysén- quiere decir que el desquiciamiento se ha hecho cargo. Cuando se piensa, se diseña, se produce, se monta y se ejecuta una manifestación de rechazo a la máxima investidura institucional republicana aprovechando el clima de terror e incertidumbre que provoca un terremoto, eso significa que se han roto las barreras de contención de la ética y de la convivencia. La selva ha ganado terreno y surgen los campeones nacionales del insulto sanguinario, del crimen en nombre de grandes causas, dela mentira para el bien de todos, de la depravación para el bestial enriquecimiento, del mirar hacia otra parte en vez de encarar los enormes problemas de la ineficacia y de la ineficiencia, de la burrocracia y de la miopía. Sin temor a ser considerado extremista -mi anarquismo consiste en extremar los argumentos y las críticas- sospecho de todas esas esferas de poder que alimentan con sus pobres musiquillas la vigencia del fascismo del entretenimiento que permita cubrir y tapar la nueva tendencia manifiesta en el "me quedo en el poder aunque para ello deba destruirlo todo". La sensación de crisis perpetua, de agresión a la orden del día ya nos parece casi natural. Incluso ecológica. El derechismo brutal de este país se ha vestido de gladiador dispuesto a cortar cualquier cabeza que se les ponga por delante. Quieren ser los niveladores, esa pandilla que asolaba el Oeste norteamericano simulando la aplicación de una justicia en la que no creían y de la que hacían mofa cada vez que podían. Estos Udienses (a los que no te pareces, Antonio) saben que para potenciar la sumisión de las masas, para lograr su docilidad, lo mejor es provocar o quizás inventar escándalos, affaires que impacten, que paralicen, que narcoticen. Para ellos, y sus cófrades, todo vale en nombre de su salvación. Las programaciones basura (Megavisión lleva el pandero de la telebasura) son el ejemplol a seguir para credar una cultura del pasmo que asegure el bienestar de las masas, y si éstas son de clase media, miel sobre hojuelas. Y todos ellos se mueven, con premeditación y alevosía, entre dos ríos: el de la indignación y el de la inocula pasividad. En estas coordenadas los gladiadores de la Udi mantienen sometidas a sus víctimas. Pero la anécdota romana tienen sus peros. Roma, la auténtica, despareció a manos de quienes estaban hartos de su dominación, de su chulería, de su humillación. Y, repodrida, cayó a pedazos. La historia enseña. Y la lección sólo puede ser una: el circo propone el fatalismo; lo impone sin mirar gastos; hace de la depresión un estado deseable. O, lo que es lo mismo, propicia el no-futuro, la resignación, el fin de la historia, el silencio, el callar la boca, el ceder, el dejar pasar. Quieren víctimas, no ciudadanos.
Pero hay tipos como tú, Antonio, personas que no entran en este juego. Son los ciudadanos republicanos que jamás aceptan que alguien les ponga el pie encima y que nunca bajan la cabeza en señal de derrota. Siempre están alerta, despiertos, tratando de imposibilitar la instalación del circo. A los tipos como tú les encanta molestar. Son ciudadanos que se oponen a la caza del hombre, que no es una cacería mayor. No quieren que se lidie con seres humanos. Su proyecto, compartido por otros silenciosos, es convertir el circo en ruina. A mi, particularmente, me encanta cómo está el Coliseo romano: inútil.
Afectuosamente
Javier Maldonado

Marcelo Ramírez said...

Plenamente en sintonía Toño. Sin duda la tuya es una descripción certera de lo que estamos viviendo. No se trata de ninguna catástrofe vital ni mucho menos, de hecho no podría serlo porque la política en nuestra sociedad hoy no tiene la centralidad de hace 20 años, pero para quienes tenemos algún compromiso es claramente un período de declinación y, por lo tanto, de búsqueda de nuevos sentidos, de nuevas rutas a explorar, de nuevas empresas que nos encanten, empresas que no sean más de lo mismo sino expresión de cambios de verdad, con renovados objetivos y protagonistas.