Thursday, April 16, 2009

Colusión: la otra mirada.

Es una pena que algunas leyes de regulación económica que configuran un delito, no se puedan aplicar a la política, estoy pensando en la famosa colusión de las cadenas farmaceuticas que afectó el bienestar de un importante grupo de consumidores y la evidente colusión por años que los partidos políticos le han impuesto a la ciudadanía al impedir o evitar la competencia electoral, repartiendose territorios y eligiendo de antemano los parlamentarios por distrto o circunscripciónes.
En la antigua rueda de la vida, el concepto de ciudadano es superior al concepto de consumidor, incluso hasta es más antiguo y por mucho tiempo más valorado y además se hacían notar las diferencias, ahora está todo confundido incluso algunos pueden pensar en que ser más ciudadano es tener mejores bienes y servicios al menor precio. El Homo economicus no hace patria o si lo quieren no hace sociedad, por el contrario pareciera que la felicidad, que en definitiva de eso se trata, satisfechos niveles básicos de consumo consiste en desarrollar la potencialidad democrática y por lo tanto en fortalecer la capacidad de hacer ciudadanos.
Los partidos políticos son los instrumentos mas perfeccionados a pesar de sus defectos para producir la intermediación entre el ciudadano y el Estado, no son los únicos pero sí los más permanentes, por ello es tan importante buscar algún tipo de mano invisible que de pronto se haga visible y evite por ejemplo la dañina colusión que sufrimos en Chile.
Se pueden buscar otros caminos, como en el caso de las farmacias comprar en las más chicas, aunque su oferta no sea tan completa y el precio pueda ser mayor o al igual que aquellos que quieren poner ciertos remedios en los supermercados -que estan tan concentrados como las farmacias- se podría pedir que para determinados cargos representativos de menor efecto pueda presentarse cualquier persona cumpliendo menos requisitos, puede ser, pero pareciera que serían sólo parches y una mala forma de eludir el tema principal: queremos o no ciudadanos?

2 comments:

jean-pierre saintard said...

mmmmmmmmmm el ciudadano modelo, ese que uno sueña que aún existe, es el de los libros. la verdad es la siguiente y es dura. Esa verdad me pega a mi, que vivo en la cuna del capitalismo, donde la palabra capitalismo es sinónimo de virtud y donde todo aquello que no suene a este modelo es negativo. Miro las noticias y los blogs sudamericanos y me lleno de optimismo, pero también de temor. ¿No seremos demasiado ingenuos en nuestro positivismo?. Yo aquí donde vivo veo gente cada vez menos formada, mas simple en su manera de conversar y de plantearse las cosas. Paradójicamente complican la vida, ya que el aparentar y el ser ganador es mas importante que las misma sensasiones. El modelo imperante no ayuda a las artes y estamos sedientas de ellas. Sin saberlo, las añoramos, las extrañamos. Miramos al pasado en busca de ellas. Esperemos que surja el nuevo renacimiento, sino, la vida será una verdadera lata...

Anonymous said...

Bien Toño, vuelvo a leer los artículos que valen la pena, ya estoy aburrido de discutir en el Blog del EMOL con Tironi, Peña, Gonzalo Rojas ( ¡Insoportable! ), e incluso Guarello y Felipe Bianchi. Aparte de eso, hice un comentario que involucraba al Mercurio, y no fue publicado, lo que revela que tienen un censor, el que no se limita solamente a controlar las groserías...

La colusión de los partidos es incluso peor que la farmacéutica, por varias razones: 1) En las farmacias, en teoría puedes comprar fuera de tu comuna o circunscripción. Pero votar fuera, no. 2) Puedes vivir sin votar, pero no sin adquirir remedios 3) La colusión electoral lleva a dos grandes bloques, la farmacéutica a tres.

Las barreras de entrada parecen ser altas en ambos casos, porque armar un nuevo partido es tan dífícil como armar una nueva cadena de farmacias: En el camino, te van a hacer dumping de tus ideas (tus mejores precios), para después esconderlas y desvirtuarlas. (volver a subirlos).